Nueva actitud frente al endeudamiento

A pesar que el crédito ha sido un instrumento importante para resolver emergencias, apalancarse para adquirir bienes, echar adelante un emprendimiento, etc., muchas personas sienten aún cierto grado de aprehensión a la hora de plantearse esta opción.

Quizá relacionar crédito con usura es la causa de esta actitud algo negativa hacia estos instrumentos financieros que, sin embargo, usados apropiadamente pueden ser de mucho provecho.

Lo primero a considerar para tomar la decisión de acudir a un préstamo es el propósito del mismo en términos de ganancia financiera. ¿El monto de ese crédito reportará futuros dividendos?

Activos y pasivos

En otras palabras, hay que tener bien claro si estamos ante la adquisición de un activo o un pasivo. Bajo los términos contables, un activo se define como una partida que crece por la columna del debe. En contraste, un pasivo o gasto aumenta por el haber.

Para efectos de la estrategia económica que nos conduzca a una futura libertad financiera, estas definiciones están incompletas. Debemos considerar un activo a cualquier bien, tangible o intangible, que propicie la generación de nuevos ingresos o aumente de alguna forma nuestro patrimonio. Claro que además crecerá por el debe en nuestro balance.

Pedir o no pedir… he ahí el dilema

Siendo así, por ejemplo, adquirir una vivienda puede resultar un activo o un pasivo. ¿Es para establecer allí nuestra residencia? Será un pasivo. ¿La vamos a rentar? Será entonces un activo.

Será un pasivo si la ocupamos, ya que lo que generará serán gastos. Los pagos de condominio, el mantenimiento, los impuestos, etc., exigirán dinero de nuestros bolsillos. Y sí, estos gastos aumentan por el haber.

De manera que nuestro historial crediticio puede ayudarnos para conseguir capitales para iniciar pequeños o grandes emprendimientos que nos produzcan dividendos o para aprovechar oportunidades que de pronto tengamos al frente.

En la medida en que tomemos en cuenta estas sencillas premisas, estaremos en una sintonía que a la larga nos encaminará hacia una sana situación económica.

Crédito fácil

Tenemos las facilidades de crédito a nuestra disposición. Solicitar un crédito ya no significa el papeleo y la burocracia del pasado e incluso pueden liquidarse directamente a nuestras cuentas a través de Internet.

Es el caso de los créditos en efectivo en 10 minutos que ofrecen algunas instituciones dedicadas a la actividad crediticia y que pueden darte ese capital que necesitas para aprovechar una oportunidad de negocio.

Si al contrario usamos el crédito de manera irresponsable los resultados pueden ser funestos para nuestras finanzas. Pedir un préstamo es comprometer un pedacito (o un pedazote) de nuestros futuros ingresos, así que asegurémonos de que sea por una buena causa.

Esto no quiere decir que debemos vivir en un mundo de privaciones, sino que estemos atentos a nuestras decisiones financieras y no las tomemos a la ligera.

Preguntas pertinentes

Antes de la decisión de endeudarnos es recomendable entonces hacernos las siguientes preguntas:

  • ¿Puedo esperar a reunir ese dinero?
  • ¿Cuánto tiempo me tomará reunirlo?
  • ¿Estará para entonces esa oportunidad todavía presente?
  • ¿Me traerá dividendos esta deuda?
  • ¿Es una inversión?
  • ¿Esta deuda me traerá más deudas?
  • ¿Sólo es un gasto?

Es un sano y sencillo ejercicio que evitará que la decisión sobre un crédito se tome de forma impulsiva y ayudará a alinear tu esfuerzo con tus metas.

Lo que hemos definido anteriormente es la diferencia entre gastar e invertir. Son términos que muchas veces forman parte de una nebulosa en la conciencia financiera de los individuos.

Endeudarse para fines de inversión está justificado siempre. Por supuesto que para hacer esta afirmación asumimos que se realizó el respectivo análisis que toda inversión requiere.

El asunto es que si se cuenta con la suficiente certeza de que se obtendrá un beneficio, es sensato considerar la opción de un crédito que nos provea del capital requerido. No hay que descartar que toda inversión supone un riesgo, pero al menos nos habremos  endeudado por la razón correcta.

¿Gastar o invertir?

Por el contrario, endeudarnos por pasivos no guarda coherencia con una lógica financiera sana. Siempre pueden existir excepciones que lo justifiquen, pero en principio no es una buena práctica. Lo inteligente sería esperar el producto de nuestras inversiones para cubrir gastos.

No hay que perder de vista que para crear un centrifuga de crecimiento en nuestro patrimonio habrá que reinvertir una parte de los dividendos de manera de diversificar y magnificar las ganancias.

Para los que quieran profundizar en los temas económicos es recomendable familiarizarse con los términos macroeconómicos que están intrínsecamente ligados a los sistemas de crédito y demás figuras de financiación.

Saber no molesta

Saber cuándo y por qué aumentan las tasas activas y pasivas nos da una ventaja para saber el momento propicio de aceptar un préstamo. Conocer, por ejemplo, los niveles de liquidez de la economía pueden indicarnos si es favorable o no proceder con algún financiamiento.

Vale la pena empaparse en estos temas para tener una visión más completa de qué ocurre cuando activamos un crédito, y qué efectos produce en nuestro entorno y en general en la economía.

En Internet existe mucha información sobre el tema y muchos tutoriales para principiantes que hacen muy ameno el recorrido necesario para dominar los conceptos básicos necesarios. Por supuesto que cada quien puede profundizar hasta donde desee.

Dale cariño a tu crédito

Como todo, en principio puede parecer que nos hablan en otro idioma, pero poco a poco iremos familiarizándonos y aprovechando este conocimiento para potenciar nuestras capacidades económicas.

Valorar nuestro historial crediticio como una importante herramienta para apalancarnos y labrarnos un piso económico digno, debe ser una tarea prioritaria.

En la medida en que le demos su justo puesto a los instrumentos de crédito, conozcamos sus distintas modalidades, sus ventajas y desventajas, seremos capaces de manejar apropiadamente nuestras cuentas pendientes.

Por todo lo dicho es necesario adoptar una nueva actitud frente al endeudamiento que nos permita ponerlo a trabajar a nuestro favor. Ver al crédito como un aliado y no como una amenaza es el primer paso para avanzar más rápidamente en la prosecución de nuestras metas.