El Divorcio – ¿Cómo Recuperar la Estabilidad Financiera?
El divorcio es un episodio traumático para cualquier pareja. Es un proceso muy complicado para los dos en los que la mayoría de los aspectos de la vida, o tal vez todos, se ven afectados: emociones, salud, amistades, desempeño laboral y, por supuesto, finanzas. Lo peor es que el divorcio es una realidad en gran parte de las culturas y las cifras continúan en ascenso cada año. Este fenómeno cada vez más frecuente ha despertado una profunda preocupación y la misión es encontrar las causas y las consecuencias con las que hay que lidiar en este proceso. Un grueso porcentaje asegura que está luchando incansablemente para recuperar la estabilidad que una vez tuvo. Casi todos coincidirán con que se sienten inseguros y preocupados por quedarse en bancarrota.
Muchos piensan que el divorcio se trata únicamente de separarse y listo, pero más temprano que tarde se dan cuenta de lo equivocado que estaban. Divorciarse implica gastos de documentación, de la repartición de bienes, proporcionar orientación profesional para los niños en caso de que los haya, y en algunos escenarios hay que pagar algunas comisiones o impuestos. Una vez concretado todo el proceso, la recuperación emocional personal es toda una hazaña y requiere tiempo, y de igual manera será para estabilizarte financieramente de nuevo, no obstante, se necesita un buen plan a seguir para sobreponerse.
1. Busca ayuda profesional
Ante este mega terremoto, el primer paso hacia la reconstrucción de este cambio tan dramático es la búsqueda de ayuda profesional y objetiva. Alguien que impida la toma de decisiones equivocadas a causa de la inestabilidad emocional y que van a traer consecuencias negativas en el futuro. Un experto en el tema de las finanzas, con experiencia adicional orientando a parejas divorciadas, proveerá la dirección indicada, responderá a las inquietudes y preguntas que se susciten y entregará las herramientas necesarias para superar el capítulo.
2. Examina tus activos y acciones
Cuando nos casamos, experimentamos una cantidad de cambios impresionantes, pero la ventaja es que lo hacemos junto a nuestra pareja y trabajamos en conjunto hacia objetivos comunes. Pues, en el divorcio existen tantos o más cambios, pero desafortunadamente, estaremos solos. El estilo o estatus de vida que llevábamos hasta antes de la ruptura legal cambiará y no hay forma de que no sea así. Por eso, es importante asumir de manera realista y sincera lo que ahora seremos capaces de manejar monetariamente. En ocasiones, las personas se ven en la obligación de vender la casa cómoda que habitaban para mudarse a una más pequeña, de este modo pueda ser rentable y ajustarse al presupuesto.
Ciertamente, es una situación delicada y compleja, más aún cuando la casa representaba un peso emocional en nuestras vidas. Ahora en el divorcio hay una nueva realidad que hay que enfrentar de la mejor manera.
3. No dejes de ahorrar
Me gusta comparar el divorcio con un terremoto, una situación muy compleja y caótica, que por más que muchos afirman que la decisión los hace felices y sentirse liberados, aún falta mucho por recorrer. Hay cientos de cosas que arreglar en todo el proceso que involucra el divorcio, entre ellas, ahorrar. Sí, así como lo lees. No es opcional, se trata de una obligación, una necesidad que es más real que nunca.
La realidad es que pocos divorciados ponen empeño en ahorrar y mucho menos, en invertir en algo, contrastado con el alto porcentaje de matrimonios que sí lo hacen. Es entendible que la cabeza esté en otras cosas durante el proceso de recuperación emocional y las diligencias legales, pero no todo está perdido porque en la actualidad ya existen métodos que automaticen los ahorros. Basta con que se realicen retiros y depósitos automáticos de tu cuenta a los ahorros o un fondo para emergencias. Ya verás que, si te encuentras en esta desagradable situación, automatizar los ahorros ayudará a aliviar el estrés y la carga.
No siempre el divorcio es la solución final a nuestros problemas maritales porque este termina siendo muy duro. Por eso, es indispensable darse tiempo sanar las heridas y que poco a poco nuestro estilo de vida vuelva a la normalidad. Todo aporte cuenta y la automatización de los ahorros también suma.
4. Acomoda el presupuesto
Si en el matrimonio ambos cónyuges trabajan y contribuyen a los gastos mensuales comunes la carga es más ligera para llevar. Pues, lógicamente, el divorcio significará la reducción de los ingresos en un gran porcentaje. De seguro que ya no podrás seguir disfrutando de tantas comodidades a las que estabas acostumbrado.
En consecuencia, se necesita planificar bien el consumo de los servicios, analizar y ajustar los artículos que se compran para el hogar que sean estrictamente necesarios. También es bueno ser realistas y conscientes de los ciertos privilegios que teníamos en el matrimonio, que por un tiempo tendrán que suprimirse. Eso representa el nivel uno de dificultad.
Las cosas pueden tornarse mucho más complejas cuando hay hijos de por medio. El proceso es más traumático y representa un desafío para los padres esforzarse al punto de que sus hijos sufran lo menos posible, que su calidad de vida no se vea afectada o desmejorada, y que el impacto emocional sea más soportable. En principio resulta factible mudarse a una casa más económica, cambiar el carro de lujo por uno más sencillo, o si están acostumbrados a vacaciones espectaculares, sería más conveniente viajar a lugares cercanos y menos costosos. En caso de requerir un crédito, vale más optar por los préstamos online rápidos 24 horas al día que acudir a la tarjeta. Todo sea con el fin de levantarse lo más pronto posible.
5. Evalúa tu situación laboral
La edad es un factor clave en el asunto del divorcio porque dependiendo de la etapa de la vida en que te encuentres, habrá que tomar algunas decisiones. Por ejemplo, un adulto mayor que estaba planificando su retiro, en ninguna circunstancia debe seguir considerando esta opción. Si, por el contrario, aún es joven, todavía hay tiempo para invertir en más preparación profesional, entrenamiento y arriesgar para conseguir nuevos cargos más ambiciosos.